miércoles, 20 de junio de 2007

Prólogo

Era domingo, ya entrada la noche, cuando se le vio por primera vez en el pueblo. Los habitantes aseguran que nada raro había sucedido hasta entonces, razón por la cual todos se preguntan la causa de tan extraño acontecimiento.


Don Diablo entró a una cantina y pidió una cerveza. Traía en la cabeza un gastado sombrero, cuyas alas eran tan grandes, que le colgaban por los costados y reposaban sobre sus hombros. Difícilmente podía vérsele el rostro, aunque algunos dijeron haber observado sangre y dos gemas brillando en sus cuencas. Vestía un traje negro, el cual estaba lleno de polvo -probablemente a causa del viaje-. Calzaba botas de tacón alto, de piel de serpiente, y a cada paso que daba, la madera del suelo se estremecía.


Ramiro, el cantinero, se encontraba echando fuera a un borracho cuando notó la presencia del Don. Cuando le hemos entrevistado nos ha dicho: “Me tomó por sorpresa; no es que yo sea cobarde, de pronto sentí que la sangre se me subía a la cabeza”. Nos ha platicado que Don Diablo, nombre que más adelante él mismo le pondría, se dirigió hacia una mesa en donde se hallaban dos hombres enredados en un juego de cartas. Al llegar junto a ellos, y nada más los hubo observado un momento, se levantaron y huyeron envueltos en gritos y lamentos; Ramiro ha dicho al respecto: “¡Estaban locos, como poseídos por el demonio!”. Cuando hubieron desaparecido, Don Diablo jaló una silla y se sentó. Su cuerpo pareció fusionarse con las sombras proyectadas por los candiles que colgaban del techo del establecimiento.


Una serie de desgracias azotaron al pueblo a partir de ese momento: asesinatos, muertes repentinas y secuestros. Aunque las autoridades locales encontraron a los culpables, más de uno aseguró no ser el responsable o, peor aún, no recordar nada al respecto. Pronto, la gente comenzó a decir que todo había sido culpa del Don.


Para entonces, Don Diablo se había instalado en una vieja casona. Nunca nadie le vio entrar o salir del lugar, pero más de una persona nos ha asegurado que si uno se para de cara a la ventana principal, por las noches -y solo si hay luna llena-, se le puede ver sentado en un banco mirando a hacia la chimenea.


A pesar de lo ocurrido, la Agencia Federal de investigaciones no había querido intervenir en el asunto. No fue sino hasta la noche de un martes -un año después del primer suceso-, cuando Roberto Meléndez, quien era funcionario y presidente de la Cámara de Diputados, llegó a casa y se enteró de una tragedia: encontró a su esposa bañada en lágrimas –en el jardín, cerca de un par de rosales que se encontraban en la entrada principal-, desesperada y destrozada por dentro; estaba ella incontrolable pues Miguel, su hijo -con apenas diez años de edad-, se encontraba en el piso del baño. Su cuerpo estaba hecho pedazos, sin embargo, la cabeza, aún completa y mirando hacia un rincón de la habitación, tenía los ojos inyectados en sangre y pareciera haberle dejado un mensaje.


El Diputado observó el rostro del niño por algunos segundos. Sintió pánico y cayó de rodillas al suelo, su corazón estuvo a punto de estallar. Experimentó una ráfaga de dolor que lo llevó a la inconciencia cuando, tras dirigir la mirada en dirección donde señalaba su hijo, encontró al homicida: con el cuerpo hecho un ovillo y los ojos encerrados en los puños.


Bajo otras circunstancias, este caso hubiese terminado con el asesino en prisión y una eterna y dolorosa pena en la familia del funcionario, pero había un detalle que a todo mundo le estremecía: por las noches, poco más tarde que la una de la madrugada, el infame homicida, a quien le habían encontrado inmerso en la locura y había sido trasladado a un hospital psiquiátrico, profería gritos espeluznantes; parecía que al hombre le torturaban de formas inimaginables, se escuchaban sonidos que nadie había oído jamás, al igual que cadenas arrastrándose y golpeando las paredes del inmueble. Los guardias no querían acercarse a la habitación, y comenzaron a esparcir rumores diciendo que el Diablo venía personalmente a castigarle. Al concluir la semana, y sin alguien haya podido dar explicación alguna, el desdichado desapareció.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Me gusta, Por algo te has tardado.







Pronto vuelvo...

ccoquet dijo...

:( Nada mas? escribe mas!, rápido, rápido, je je je, neto que está muy chida la hitoria mike, en serio.

Unknown dijo...

Buen comienzo. Me gusta y engancha.
Un saludo;)

Anónimo dijo...

Padre comienzo, ahora ya tengo algo en que entretener mi tiempo "lost" o "Harry Potter 7" sigue con la inspiracion (Y)

Flacoman dijo...

Siempre hacia el sur... o era el norte?

Sigo leyendo :)